La Historia de Daniel

Por: M. O. M.

Cuando apenas había cumplido 4 años, fue conducido por su mamá, Doña Minerva Trejo, para inscribirlo en la escuela de Karate Do, estilo Shotokan, donde el instructor, Prof. Felisario Pérez Jiménez, lo recibió con mucho cariño y cortesía. Su figura, frágil y endeble, contrastaba con las de los demás practicantes, que eran más altos y fornidos.

Daniel Sánchez Trejo había nacido con un problema en las plantas de sus pies, que le provocaban mucha dificultad para caminar. Sus pies planos hacían que sus rodillas, inclinadas por ende hacia adentro, chocaran entre ellas, por lo que tardó mucho en aprender a sostenerse de pie y a caminar, y continuamente se caía… y de correr, nada.
Tras municiosa revisión, el ortopedista recomendó a Doña “Mine” (su mamá) inscribirlo en clases de Danza, o en Karate Do; y estando más a la mamo el dojo de este arte marcial de origen japonés, en el Puerto de San Nicolás, el pequeño Daniel empezó a asistir a entrenar, con tan buena fortuna, que le gustó mucho; Se enamoró del sistema, y de ahí en adelante acudía casi sin faltar.
Uno tras otro, fueron pasando los días, los meses, los años… y el niño Daniel fue avanzando de grados, con constancia, dedicación, abnegación y disciplina, hasta que, el pasaso 5 de mayo, con apenas 11 años cumplidos, y tras superar un riguroso examen, obtuvo su grado de Cinta Negra, convirtiéndose en el alumno más joven que se ha graduado en Karate Do en esta región. Pero, ¿qué pasó con la deficiencia al caminar?.
Sucedió que, al paso de los años, efectivamente la recomendación del ortopedista había sido acertada, y los arcos de los pies de aquel niño titubeante, fueron tomando su forma normal. Ahora Daniel corre, brinca, salta, anda en bicicleta como cualquier niño de su edad, con lo cual su mamá y familiares se sienten doblemente complacidos.
Y a diferencia de quienes se gradúan de Cinta Negra y se retiran, pensando que ya lo aprendieron todo, cuando en realidad apenas se empiezan a conocer los verdaderos secretos del Karate Do, Daniel sigue acudiendo a entrenar, tanto por gusto, como por seguir mejorando en el aspecto físico, y para fortalecer su carácter y personalidad, a través de buenos hábitos de constancia, respeto, dedicación, trabajo bien conducido y disciplina. Platicar breves rasgos de la historia de Daniel, es reconocer su esfuerzo, y también destacar, ponderar….. los beneficios y ventajas saludables de aprender y practicar Karate Do. ¡ENHORABUENA, DANIEL!.